jueves, 20 de enero de 2011

El efecto Teleñeco

Ayer, durante los momentos previos al paseo matinal por los alrededores del hotel de concentración, Tarántula Viteri se me acercó e, imitando a Martin Luther King, me dijo que había tenido un sueño.
"Vamos a golear esta noche", me dijo, con un brillo especial en la mirada.

Me lo dijo con tanto convencimiento que, debo confesarlo, le creí.
"Ganaremos 10 a 0, como mínimo", añadió.
Mi excitación iba en aumento.
Ya veía los titulares de la prensa, alabando el juego de los bajitos que visten de naranja.
Si ya se lo decía yo a los chavales; también se rieron de Aragonés cuando llenó el centro del campo de bajitos, pero no hay otro camino para triunfar.
"Claro que sí, coño, esta noche goleamos", me dije a mí mismo, totalmente extasiado.
"Y yo marcaré seis goles", sentenció Tarántula.
Hostia, tío, ahí te has pasado, eh.
Íbamos bien y yo ya estaba excitadísimo, pero nos hemos pasado soñando.
El brillo especial de los ojos de Tarántula al que me refería al principio ya tiene una explicación.
Efecto Teleñeco, lo llaman.
Pd: para quien no se haya enterado, anoche perdimos 4-0. Tarántula Viteri, ese visionario.

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