jueves, 23 de septiembre de 2010

La vida sigue igual

Toda la vida igual, oye, escuchando las mismas cosas.
"Ah, que tú escribes... pues podrías dedicarme un cuento, ¿no?"
Y después de haber aceptado a regañadientes, sólo por la remota esperanza de catar teta, uno se veía inmerso en una dinámica de exigencias y reclamaciones que, lejos de alentarle, terminaban tocándole bastante el higadillo izquierdo por la parte septentrional.
"Ya he llegado a casa. Me lo he pasado genial. A ver cuándo me enseñas mi cuento. Besos."
Las dos últimas frases siempre invariables, presentes en cada sms que uno recibe cuando debe algo.

Lo curioso es que el interés sólo permanece hasta la visión de lo prometido, sea teta o cuento y después llega el vacío, la soledad, la nada.
¿Ha cambiado algo ahora que soy director de comunicación de La Mirinda Mecánica?
Sólo que tengo más canas, el resto sigue igual.
Después os sorprendéis cuando nos caemos de los cocoteros.
Si es que nos subimos para no oiros, coño.

1 comentario:

Rafael Marín dijo...

Ya hemos jugado. Y los artículos. Abrazos