Esperábamos enfrentarnos al Colo-Colo y, al final, nos encontramos con el Colocaos, un grupo de veinteañeros (algunos ni llegaban) que corrían como gamos en celo acompañados por un sexagenario que compartió vestuario con Pelé durante su periplo por el Cosmos.
Según Benji Carmona, el resultado fue 8-1 aunque si anuláramos todos los goles que se marcaron en posición ilegal o, cuanto menos, dudosa, empatamos a 1.
Por lo tanto, de cara a las estadísticas el resultado fue Musculocas Colocaos 1 - Mirinda Mecánica 1.
Deportivamente, poco se puede sacar, pues el siete titular se tuvo que completar con varios chavales de la cantera (o sea, mis colegas), a los que quiero con locura pero que no se distinguen por sus habilidades balompédicas.
Línea por línea, el equipo estuvo así:
- La portería estuvo defendida por el gran Benji Carmona, que asumió la culpa del 90% de los goles. Pese a no hacerse cargo del 10% restante, que también podría, ojo, evitó que el resultado fuera escandaloso con unas cuantas manos marca de la casa.
- La defensa tuvo la misma solidez que la mantequilla derretida. Liderada por mi colega barbado, cuyos pases son tan aleatorios como la Bonoloto, hizo agua por todos los sitios. Rudy Van Kastell, Ocamposten y servidor intentamos echar una mano a lo largo del choque y, gracias a nosotros, consiguieron marcarnos un par de goles más.
- El centro del campo fue como el área 51, una zona despoblada en la que suceden fenómenos extraños como, por ejemplo, balones fáciles que se entregan al contrario, desapariciones de los centrocampistas a lo Houdini e, incluso, la aparición de un grupo de octogenarios desorientados que lo último que recuerdan es haberse apeado de un autobús del Imserso en Benidorm.
- En ataque fuimos más inocentes que el contrabando de gusanitos. Menastaam emuló a Gary Cooper hasta que se cansó y mandó la pelota a Parla, protagonizando una de las escenas más entrañables de la noche mientras la buscaba (por favor, sólo haced caso a las imágenes, no al título del vídeo).
De todos modos, lo que hay que dejar claro es que el partido se disputó en un entorno tremendamente hostil para nosotros, porque no estamos acostumbrados a jugar con luz artificial, ni en campos de tamaño reducido, ni contra rivales que llegan a todo sin perder el aliento.
A nosotros nos va la luz del día, el Nou Camp, el trote cochinero y los balones al pie.
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